EL COSTO-BENEFICIO DE LA PRUEBA PISA EN
COLOMBIA.
Por Luzardo Penate Montes PhD
Tiros y Troyanos han
escrito y analizado los resultados de la prueba PISA, del año 2012 que
presentaron 9 mil estudiantes colombianos, ubicados en el rango entre los 15 a 16 años, sin importar el grado que
estuvieran cursando en instituciones de
los sectores, privado u oficial, del
sistema educativo colombiano.
Todos los analistas, en su
mayoría periodistas apoyados en conceptos de algunos expertos, han cuestionado
duramente que de 18 países, que participaron en esta prueba, Colombia, ocupó el
deshonroso último lugar pero sólo, para la Ministra de Educación, María
Fernanda Campo y la exdirectora del ICFES, Margarita Peña, cuanto se publicaron
los primeros resultados relacionados con el uso creativo del conocimiento y la
comprensión matemática, no se extrañaron de nada y consideraron que era
previsible que sucediera así, dado que en nuestras escuelas y colegios no se imparte
enseñanza sobre educación financiera ni el enfoque del currículo apunta al uso
y aplicación inteligente del conocimiento sino al manejo erudito de la
información. En consecuencia, más bien, podríamos considerar muy valientes a
nuestros jóvenes adolescentes que los llevaron a una prueba para la cual nunca estuvieron
preparados y hoy son mostrados como
escarnio público del sistema de enseñanza que se sigue.
En este orden de ideas, veamos
qué son las llamadas, Pruebas PISA, por
su nombre en inglés (Program international students assessment) es un Programa de evaluación
internacional de estudiantes de la OCDEC, la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económico, integrada actualmente por 34 países miembros y a la cual
aspira ingresar el país y el cual se encuentra en estudio desde el año 2013.
Para el proceso de aceptación el principal requisito es que el país aspirante liberalice progresivamente los movimientos de
capitales y de servicios, entre ellos,
ofrecer una educación de alto nivel de calidad para que su población se pueda
insertar productivamente en la economía global
de este siglo. Así que es notorio, como de 34 países miembros, solo 18
participaron en el 2012 de la prueba PISA que se realiza cada tres años con
énfasis en una temática previamente definida, la cual incluyó a Colombia, como
país aspirante a ser miembro en el año
2009 y nuevamente en el año 2012. Por supuesto en ambas ocasiones los
resultados han sido los mismos, ha ocupado los últimos lugares.
Los costos para participar en la
prueba PISA son de 182.000 euros, pagaderos
desde 2013 hasta el 2015 en 4 cuotas anuales de 45.000 euros ($ 115.115.000,
CIENTO QUINCE MILLONES, CIENTO QUINCE MIL PESOS); ese es el valor de los
derechos para poder participar en la prueba (Ver OEDEC, requisitos y arreglos
para participar en PISA,2013) considero
que tal decisión ha sido como botar a
la basura 460 millones, cuatro cientos
sesenta mil pesos en total más las otras
exigencias que contempla el programa, como la reproducción en físico de las pruebas, el nombramiento de un Gerente
del programa, transportar las pruebas, asistir a 5 encuentros internacionales,
obligatorios de preparación, contratar la
logística de aplicación, es decir, conociendo las argucias de la
contratación oficial, se necesitan por
lo menos, otros 400 millones para llegar a cabo dicho programa, cuando los resultados
eran los esperados, porque nuestros jóvenes no están preparados para ser exitosos en responder este tipo de
pruebas, de acuerdo como lo ha reconocido reiteradamente, la Ministra de Educación Nacional.
La pregunta y sugerencia lógica
y sensata es por qué no ordenar la casa por dentro, ejercitar a nuestros estudiantes, través de la prueba saber
nacional con un modelo y enfoque
similar al utilizado por la prueba estandarizada PISA; invertir realmente en educación, ciencia,
innovación y desarrollo
y en el próximo quinquenio, preparados
ya, por única vez presentar las pruebas, sin que ello signifique que tener un
sistema educativo exitoso y
competitivo es porque los estudiantes,
ahora si puedan sacar puntajes parecido a los de Finlandia o los de
Shanghái. Ese sólo es un indicador nada más, la verdadera calidad
de la educación se debe visualizar por la
capacidad de sus gentes para generar desarrollo humano sustentable, expresado
en equidad económica, social y cultural,
democracia real, convivencia pacífica
y protección del ambiente y uso
inteligente del conocimiento, entre otros.
En consecuencia, la relación de
costo-beneficio de las pasadas pruebas, que en términos de al detal sería de casi ocho
millones de pesos por cada estudiantes aproximadamente, análisis
elemental de una buena educación financiera, si calculamos que todo el programa cuesta en
total 460 millones por los derechos de la OCDEC y otros $ 400 millones para su
implementación, esto no solo es un absurdo
categórico sino un verdadero escándolo
de contratación al cual nadie se ha referido y no por
los resultados de los estudiantes, quienes fueron víctimas inocentes de un
jugoso negocio internacional, como ya se había denunciado en Chile, en la
conocida obra, Evaluar las evaluaciones: una mirada política acerca de las evaluaciones de la calidad educativa (UNESCO 2003) si no por
la forma tan improvisada como se viene realizando dicha participación, a pesar que la OECED,
ofrece materiales y suficiente información para que se preparen los estudiantes,
guiados por sus profesores. Sabemos que el Ministerio de Educación carece de
respuestas adecuadas para este reto de capacitación de docentes y mucho más
palpable para realizar las reformas que el actual sistema educativo demanda.
Finalmente, las pruebas PISA, no
deben concebirse como una meta de ningún sistema educativo, hay que entenderlas
como un instrumento altamente estandarizado que mide un tipo de habilidades que
deben ser garantía para que los niños y jóvenes sean ciudadanos aptos para entender
la sociedad actual, utilizar el conocimiento y ser capaces de buscar soluciones creativas a los problemas
de una sociedad totalmente globalizada como la que estamos viviendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario