LA REINCIDENCIA (sic) DEL PRESIDENTE SANTO en
el decir del columnista Andrés Hurtado
García.
Por Luzardo Peñate Montes. PhD
Como ha sido su
inveterada costumbre al escribir la columna semanal en El Tiempo, el hermano
marista Andrés Hurtado García en un lenguaje finamente sarcástico, pero
respetuoso de la dignidad presidencial, analiza, lo que denomina, reincidencia(sic)
del Presidente Santo y lo felicita por
ser “un perfecto animal político”(El Tiempo, 22-07-14, p.14) que
fue capaz de derrotar en segunda vuelta, después de haber perdido la primera, en
una de las más agresivas campañas de los últimos tiempos, dada las dos
posiciones extremas que encarnaban por
un lado el Uribismo, con el candidato del Centro Democrático, la extrema
izquierda, en cabeza del senador Jorge Robledo, que tiene más de robledismo que
de masa popular, como si lo demostró el primero y la posición del
candidato-presidente Santos.
Coincido que llegar victorioso
con los apoyos que logró concitar en la segunda vuelta lo hace merecedor de ese
fastuoso título que utilizó el
mencionado columnista Hurtado. No
comparto que sea acertado llamar “reincidencia” la reelección del
Presidente Santo, dado que el verbo reincidir significa, repetir, pero la DRAE, lo define como “Volver
a caer o incurrir en un error, falta o delito”, es decir, repetir pero el
error, en este caso reincidiría el pueblo colombiano en volver a elegir contra
todos los pronósticos, al presidente Santos, de ahí que el electorado reincidió
al elegir, al menos malo, después de “la asquerosa manipulación” (Ver Juan
Gossaín) que la prensa y las encuestadoras
realizaron con la información relacionada con los otros candidatos.
El verdadero dictamen democrático lo ha
expresado el electorado abstencionista que durante por lo menos, los últimos
cincuenta años, en un más del 50 % ha rechazado
a toda la clase política que con símbolos de azules, rojos, verdes,
amarillos, blancos; remoquetes
ideológicos de derecha, izquierda, centros, guerrilleros y toda la gama de
simbologías con las cuales han querido
representar al país nacional, sin lograrlo. Se ha tenido una democracia de
minorías encarnadas en una clase política incrustada en los círculos de poder,
la cual se ha perpetuado en el mismo, a
través de dinastías familiares que se han tomado el Congreso, el poder judicial
y el poder ejecutivo para repartirse la torta burocrática y nada menos que los
beneficios del presupuesto nacional.
Por supuesto, que para la
reelección del Presidente Santo y no su reincidencia jugó como factor importante
la propuesta salvadora que unificó criterios de adhesión: la negociación con
los grupos al margen del establecimiento y de la ley, en todos los sentidos,
para abrir caminos que conduzcan a la convivencia pacífica entre los
colombianos, como viene dándose con la FARC y posiblemente con los ELENOS.
Nunca se había dado lo que en
otros momentos se consideraba lo impensable, casi toda la izquierda con los
progresistas de Gustavo Petro, los verdes con Antonio Navarro Wolf y Claudia López; parte del Polo con Clara López e Iván Cepeda, Marcha Patriótica con Piedad Córdoba, la UP con Aida Avella, Mockus,
alianza indígena, liberales y conservadores santistas, cambio radical, los de
la U de Santos, los hay también uribistas, en fin, la lista de los notables fue
larga, este logro solo lo puede realizar un “perfecto animal político”, como
dice Andrés Hurtado.
El reto consiste ahora en que
Santos no reincida en pagar todos los favores recibidos a costa de los
intereses nacionales, los cuales los colombianos esperan ver si no resueltos,
al menos en vías de solución como son:
una profunda reforma política para abrir las puertas de la participación a más
de la mitad de colombianos que engrosan las estadísticas de la abstención, a
convencer con reformas reales a la otra mitad que votó por la opción de guerra
frontal contra la FARC, aunque ochos años de gobierno urbista no lo hubiese
logrado en el pasado. Todos los cambios que se esperan en materia de educación,
justicia, salud, empleo, órganos de control,
minería, cambio climático y reservas de agua potable, fallidos casi
todos en la administración Santos I, pareciera que para un momento de
postconflicto como el que se avecina, fueran inalcanzables, si Santos II no
rompe con el modelo plutocrático que aplicó en la administración pasada.
Como la mayoría relativa de un 50%
del electorado participante decidió reelegir a Santos, nos unimos al gran deseo
de Andrés Hurtado, quien advierte que esperamos desde un comienzo que el
electorado no empiece a reconocer que reincidió en su error al elegir al
Juanpa, y así de paso terminaría siendo no “el perfecto animal político de hoy”
sino lo contrario para deshonra de él y de la clase política que
representa.
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