martes, 29 de julio de 2014

LA REINCIDENCIA (sic) DEL PRESIDENTE SANTO en el decir del columnista  Andrés Hurtado García.
Por Luzardo Peñate Montes. PhD
Como ha sido su inveterada costumbre al escribir la columna semanal en El Tiempo, el hermano marista  Andrés Hurtado García  en un lenguaje finamente sarcástico, pero respetuoso de la dignidad presidencial, analiza, lo que denomina, reincidencia(sic) del Presidente Santo y lo felicita  por ser “un perfecto animal  político”(El Tiempo, 22-07-14, p.14) que fue capaz de derrotar en segunda vuelta, después de haber perdido la primera, en una de las más agresivas campañas de los últimos tiempos,  dada  las  dos posiciones extremas que  encarnaban por un lado el Uribismo, con el candidato del Centro Democrático, la extrema izquierda, en cabeza del senador Jorge Robledo, que tiene más de robledismo que de masa popular, como si lo demostró el primero y la posición del candidato-presidente Santos.   
                Coincido que llegar victorioso con los apoyos que logró concitar en la segunda vuelta lo hace merecedor de ese  fastuoso título que utilizó el mencionado columnista Hurtado. No  comparto que sea acertado llamar “reincidencia” la reelección del Presidente Santo, dado que el verbo reincidir significa,  repetir, pero la DRAE, lo define como “Volver a caer o incurrir en un error, falta o delito”, es decir, repetir pero el error, en este caso reincidiría el pueblo colombiano en volver a elegir contra todos los pronósticos, al presidente Santos, de ahí que el electorado reincidió al elegir, al menos malo, después de “la asquerosa manipulación” (Ver Juan Gossaín)  que la prensa y las encuestadoras realizaron con la información relacionada con los otros candidatos.  
             El verdadero dictamen democrático lo ha expresado el electorado abstencionista que durante por lo menos, los últimos cincuenta años, en un más del 50 % ha rechazado  a toda la clase política que con símbolos de azules, rojos, verdes, amarillos, blancos;  remoquetes ideológicos de derecha, izquierda, centros, guerrilleros y toda la gama de simbologías con las cuales  han querido representar al país nacional, sin lograrlo. Se ha tenido una democracia de minorías encarnadas en una clase política incrustada en los círculos de poder, la cual se ha perpetuado en el mismo,  a través de dinastías familiares que se han tomado el Congreso, el poder judicial y el poder ejecutivo para repartirse la torta burocrática y nada menos que los beneficios del presupuesto nacional.   
                Por supuesto, que para la reelección del Presidente Santo y no su reincidencia jugó como factor importante la propuesta salvadora que unificó criterios de adhesión: la negociación con los grupos al margen del establecimiento y de la ley, en todos los sentidos, para abrir caminos que conduzcan a la convivencia pacífica entre los colombianos, como viene dándose con la FARC y posiblemente con los ELENOS.
                Nunca se había dado lo que en otros momentos se consideraba lo impensable, casi toda la izquierda con los progresistas de Gustavo Petro, los verdes con  Antonio Navarro Wolf y Claudia López;  parte del Polo con Clara López e Iván Cepeda,  Marcha Patriótica con  Piedad Córdoba, la UP con Aida Avella, Mockus, alianza indígena, liberales y conservadores santistas, cambio radical, los de la U de Santos, los hay también uribistas, en fin, la lista de los notables fue larga, este logro solo lo puede realizar un “perfecto animal político”, como dice Andrés  Hurtado.
                El reto consiste ahora en que Santos no reincida en pagar todos los favores recibidos a costa de los intereses nacionales, los cuales los colombianos esperan ver si no resueltos, al menos en  vías de solución como son: una profunda reforma política para abrir las puertas de la participación a más de la mitad de colombianos que engrosan las estadísticas de la abstención, a convencer con reformas reales a la otra mitad que votó por la opción de guerra frontal contra la FARC, aunque ochos años de gobierno urbista no lo hubiese logrado en el pasado. Todos los cambios que se esperan en materia de educación, justicia, salud, empleo, órganos de control,  minería, cambio climático y reservas de agua potable, fallidos casi todos en la administración Santos I, pareciera que para un momento de postconflicto como el que se avecina, fueran inalcanzables, si Santos II no rompe con el modelo plutocrático que aplicó en la administración pasada.   

                Como la mayoría relativa de un 50% del electorado participante decidió reelegir a Santos, nos unimos al gran deseo de Andrés Hurtado, quien advierte que esperamos desde un comienzo que el electorado no empiece a reconocer que reincidió en su error al elegir al Juanpa, y así de paso terminaría siendo no “el perfecto animal político de hoy” sino lo contrario para deshonra de él y de la clase política que representa.            

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