LA PROPUESTA DEL EXPRESIDENTE GAVIRIA Y LA SOCIEDAD
CIVIL
Por Luzardo Peñate Montes Ph.D
La
polarización del país es evidente frente al tema de la negociación que se
adelanta en la Habana. Lo importante es que el presidente como cabeza de este
proceso abra mesas regionales con representantes de la sociedad civil para que se
expongan no los resentimientos que ya se
conocen sino las propuestas y soluciones que permitan convocar a un GRAN ACUERDO POR LA PACIFICACIÓN
DEL
PAÍS.
La propuesta
del exGaviria sería como una puerta abierta para se comience a pensar en la
convocatoria de una GRAN CONSTITUYENTE, no de carácter político, como ya lo han planteado las tradicionales
cabezas de los partidos políticos ( deberá quedar asegurada en la convocatoria
la representación de los campesinos, estudiantes,
docentes, empresarios, banqueros, sindicalistas, representantes de las
iglesias, de los militares, indígenas, de los desplazados, comunidades GLTB, de
los amnistiados, negritudes y todo aquellos que representen a un grupo significativo
de la población civil del país, igualmente de políticos de cada movimiento o partido con
representación legal) para
que se adelanten las reformas
constitucionales necesarias para construir el nuevo país y se defina las normas
que viabilicen la aplicación de la justicia transicional que cobije a los
delitos de estos casos específicos, reforma que no sacrifique la confesión
de la verdad, pedirle perdón a la sociedad y se reparare realmente a las víctimas con
indemnizaciones pagadas del propio pecunio del implicado.
De igual
manera, la justicia debe condenar los actos punibles y establecer penas alternativas
para los incursos en delitos de lesa
humanidad que se pagarán no necesariamente en cárceles. No habría cupos ni
presupuesto para llevar tanta gente a las cárceles. Serían penas que se castigue
con inhabilidades para ejercer cargos públicos para aspirar a cargos de
elección popular, pérdida de investiduras, destituciones simbólicas pero con
repercusiones pecuniarias. Es decir, hay que buscar castigos reales para los
que han cometido delitos de lesa humanidad y que la
sociedad sienta que la justicia no es para los de ruana. Los amnistiados
deberán considerar que quienes delinquieron fueron ellos y la víctima es la sociedad y el cumplimiento de
sus penas podría estar orientado a lo que no saben hacer, construir cultura de
paz sin armas.
Aquí se ha cometido todo tipo de delitos en
nombre del pueblo, sin que nadie se los pidiera, los de derecha, de izquierda,
azules, verdes, amarillos, rojos, naranja y cuantos colores simbolizan a una de
la más corrupta clase política de América Latina. La sociedad civil
tiene que asumir su papel y liderazgo en estos momentos, no son los políticos
los llamados a dar directrices. Es la sociedad civil la que tiene que exigirles
a quienes han traspasado los límites penales nacionales y de la justicia internacional en
esta cruenta guerra fratricida para que contribuyan con la pacificación del
país pero que a su vez reciban la protección y seguridad en este paso a la vida
civil. No hay que cerrar ninguna puerta y menos botar la llave del candado. La
paz es un bien superior de la sociedad por encima de los intereses particulares
o de un grupo en particular que ven en la guerra un soporte de su ideario
político.
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