NUEVA REALIDAD DEMOCRATICA EN COLOMBIA CON
NUEVOS ACTORES EN LA OPOSICIÓN
Por Luzardo Peñate Montes Ph.D.
Las pasadas
elecciones presidenciales en la segunda vuelta fueron un hecho inédito en la
historia política del país y a lo mejor, un ejemplo para otras naciones en el
futuro y que vivan circunstancias parecidas a las que motivaron el nuevo
escenario de democracia, al cual me quiero referir. Colombia se precia ser la democracia más antigua de América
Latina, lo cual en parte es válido si entendemos por democracia la posibilidad
de realizar procesos electorales libres para
elegir los gobernantes pero no es real, si analizamos hoy día, que una democracia participativa y deliberante, como
se estila en el mundo global actual, debe ir más allá de esta práctica
cívica, la cual por sí sola, no indica
que se tenga un gobierno democrático. Las democracias de referendos que se han
inventado los políticos mesiánicos de izquierda y derecha demuestran lo
contrario.
¿Qué sucedió en el país, con la reelección del presidente Santos?
(el famoso Juanpa del video más comentado en la redes y sin costo publicitario)
El candidato-presidente tenía el sol a las espaldas con un desgaste de
gobernante poco exitoso en muchos de los programas banderas y de sus famosas
locomotoras, algunas de las cuales se percibía estaban en el papel y en las
buenas intenciones.
En términos
pedagógicos, era el estudiante que había reprobado cinco materias: reforma de
la justicia, de la educación, de la salud, de apoyo al campo y al campesino
minoritario, (no a sus antiguos patrocinadores cafeteros con los cuales fue
mangui-ancho cuando le hicieron paro) y especialmente lo relacionado con seguridad ciudadana. Por supuesto, no todo era
malo, tenía buena nota en el manejo económico, construcción de viviendas
sociales, construcción de infraestructura vial de 4ª generación, disminución
del desempleo informal, pero sobre todo se la había jugado por consolidar una
de las materias más sensibles de la sociedad
colombiana, desactivar el conflicto armado con la guerrilla más antigua
y anacrónica del mundo, llevan más de 60 años “guerrillerando” pero por el mismo desgaste histórico se
convirtieron en narco guerrilla, como
ellos mismos lo reconocieron al incluir en la agenda de la Habana, un capítulo
especial de conversaciones sobre este tema.
Pero este tema no era
nuevo, en los últimos cincuenta años no ha habido presidente que no haya
combatido a la FARC y al ELN o tratado de dialogar con ellos con mira a
encontrar una solución dialogada. El intento del Presidente Pastrana fue el fracaso más estruendoso, denigrante y
frustrante para la
sociedad colombiana. El interés era más del gobierno que de los actores
violentos, ellos querían solo el poder.
Qué sucedió con la
polarización de esta campaña que fue inducida para que se presentara como una
disyuntiva entre una propuesta de paz, a partir de los diálogos de la Habana y
una oposición para que no continuara dichos diálogos y cambiara las reglas del
juego. Pero de tras de esto estaba una visión y forma de entender el fin del
conflicto con métodos distintos. De nuevo Uribe fue el eje de esta disyuntiva.
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